Literup os trae una nueva crítica creativa (si desconoces qué diferencias hay con una reseña, este artículo es para ti)

El verano ha llegado con fuerza este año. La ola de calor que sufrimos invita a correr a la playa con un buen libro que nos haga olvidar el bochorno. Si buscas una lectura que te ayude a mitigarlo, Las cenizas que quedan no es tu novela porque desprende fuego.

Realizamos el sorteo de un ejemplar desde el lunes 11 de septiembre hasta el lunes 18 de septiembre en nuestra página de Facebook.

Como en otras ocasiones, os recordamos que estas críticas se disfrutan más si se ha leído el libro o se está haciendo lectura simultánea, para poder entender todos los elementos que aquí se explican con el texto delante. Hay un enlace a Amazon para comprar el libro al final del artículo.

Las cenizas que quedan

Empezaremos con una breve sinopsis:

Hace cientos de años, la congregación Espúrea ascendió al poder. Obtenía su magia de las cenizas y su ambición fue tal que, finalmente, abrasó el mundo. Después de los grandes incendios y de los cataclismos ocasionados por aquel desastre, los supervivientes se escondieron en lo poco que se mantuvo en pie.

Aline lleva encerrada en los últimos vestigios de la civilización desde que perdió la última de sus batallas como capitana del ejército. Dejó la lucha por la política y pasó a formar parte del consejo, una institución que trata de impedir que los suyos sucumban a un mundo reducido al polvo.

Con la llegada de Weiss, un antiguo compañero de la milicia, Aline recibe un mensaje póstumo de su tío: unas coordenadas que esconden un secreto que bien podría salvar lo que queda o, por el contrario, destruirlo todo. Aline no tendrá más remedio que emprender un viaje lleno de peligros con la persona que había decidido dejar atrás, y cruzar un territorio dominado por las mortíferas tribus del fuego.

Andrea Prieto Pérez nació en la Coruña (1991). Es licenciada en Medicina. Actualmente residente de Psiquiatría mientras lo compagina con su colaboración como articulista en la web La nave invisible. Su primera novela publicada es Las cenizas que quedan.

 

Los pros

Un worldbuilding bien hecho

En las novelas de fantasía solemos encontrarnos con un mundo totalmente diferente que debe ser explicado. Muchos autores suelen pecar de decirnos absolutamente todo con pelos y señales en el primer capítulo. Esto crea un sentimiento de irrealidad. El mundo se conoce poco a poco, hasta en los libros. Tal y como ha hecho la autora.

Las cenizas que quedan no se basa en esa Tierra posapocalíptica. Es una nueva realidad, cierto, pero no es más que un fondo sobre el cual se mueven los personajes. Toda la cultura que se ha formado alrededor de esa situación en la que viven la vamos descubriendo sin saturar. Así, conocemos desde qué le pasó al mundo para convertirse en ese cementerio de ceniza hasta las distintas funciones de su sociedad.

«La torre de Sal había sido creada antes de las inundaciones, cuando la naturaleza se había revuelto para enfrentarse a la agonía que ellos le causaban. Las historias decían que era de la época de los incendios, de cuando uno de los antiguos espurios había decidido observar toda la destrucción que habían estado llevando a cabo sus compañeros. Las llamas habían acabado por devorarlo todo, pero su infraestructura había quedado intacta, por lo que se dijo que estaba maldito y que ni tan siquiera la tribu que lo controlaba se acercaba hasta allí».

El mensaje

La autora retrata la verdadera naturaleza del ser humano de una forma brillante en Las cenizas que quedan. Una comunidad adherida a una religión que temen, pero cumplen, una lucha entre ellos y la tribu del fuego y un mundo que se ha visto reducido a cenizas (literalmente).

Toda esta maldad está personificada por los Espúrios. A este grupo lo calificaría como secta o Inquisición que ha sumido a los pocos humanos que quedan en un estado de sumisión. Ellos tienen el poder y adoctrina a las personas con que la comunidad es importante, las normas son importantes. Todo se debe hacer según estos mandatos. Hasta matar al único resquicio de vida que queda en el mundo ¿Por qué? Por el poder.

Siempre hay otra manera de hacer las cosas. Todos podemos elegir qué hacer con nuestra vida.

«Una vez te abandoné porque no quería verte morir, así que elegí a otra persona a la que llevarme, para dejarte allí y que no desaparecieras delante de mis ojos. No quiero verte desaparecer ahora. Ahora eliges, por ti y no por mí.

El hombre de ceniza dio un paso y Weiss luchó contra sí mismo para no cerrar los ojos. Los mantuvo bien abiertos, mientras aquel ser se inclinaba sobre él. Las cenizas estaban tan cerca que tan solo tendría que respirar un poco más hondo para que su pecho lo tocara por accidente.
—Aline.».

Una protagonista que sabe hacerse valer

Cuando me encuentro con un personaje femenino siempre aplico una de las teorías de Gabriela Campbell. Esta consiste en hacerse diversas preguntas sobre el personaje en cuestión como por ejemplo: ¿se le puede sustituir por un florero y la trama sigue igual? ¿Cuando dialoga con un personaje femenino solo sabe hablar de chicos?

Es sorprendente la de veces que esto es así. Menos en este caso. Porque Aline es un personaje femenino y la protagonista. Y la verdad, menuda protagonista.

Partimos de un personaje gris, que ha perdido un brazo y la han medio obligado a coger un trabajo que no quiere porque hay que servir a la comunidad. Ella, exsoldado, está bastante cansada de la comunidad y el Consejo. Quiere salir de nuevo al frente, sentirse útil.

Vive en un continuo quiero pero no puedo, atormentada por los hechos del pasado. Estos son personificados el arrogante y desvergonzado Weiss. El que siempre consigue lo que quiere.

Aline tendrá que vérselas con este caradura y luchar por sobrevivir, demostrándose que puede hacer lo que quiera. Y más importante aún, que puede decidir sobre sí misma.

Y a pesar de que el final no es muy feliz, es un final acertado. Porque hasta ella tiene derecho a decidir cómo terminar su vida.

 

Los contra

El giro poco creíble

Podríamos encajar el punto clave de la evolución del personaje de Aline durante su conversación con la chamán. Una charla entre captora y prisionera en la que tras páginas de una conversación de besugos. ¿Por qué? Por culpa de la barrera idiomática. Y durante esta charla, la protagonista cambia su percepción sobre el mundo y la misión.

Si bien es cierto que Aline ya arrastraba ciertas dudas sobre las normas de su sociedad, es como si durante ese momento se le abrieran los ojos ante la realidad. Y aunque Aline ya se cuestionaba lo que le habían inculcado, no parece del todo creíble.

Por muchas dudas que tengas, una conversación con una desconocida no puede hacerte cambiar. Y menos si es alguien que te enseñaron que es el enemigo. Fue algo forzado. Habría necesitado de varios días dentro de la novela para ser creíble.

Puede ser un detalle nimio, pero rompe por completo el clima de evolución.

 

De pequeños errores y frases confusas

El estilo de Las cenizas que quedan es realmente ameno y fácil de leer. Es ligero y agradable. Podemos encontrarnos con algunas líneas en las que o hubo un fallo de expresión o se ha producido un palimpsesto. Pequeños fallos que no se pueden atribuir a algún galleguismo.

«[…] haber atendido atender a las buenas explicaciones».

Quitando estos detalles, está impecable. Se nota que hay un gran trabajo de corrección por detrás.

Las cenizas que quedan

Mi PoV

Debo reconocer, ahora con culpabilidad, que no tenía grandes expectativas con esta historia. No veía posible crear un universo de forma coherente en una única novela (no una saga). Ahora es cuando reconozco que me equivoqué.

El poder del menos es más es patente en Las cenizas que quedan. La forma en la que la trama está hilada, la personalidad de los personajes, el estilo narrativo. Me ha gustado. La autora ha sabido manejar a la perfección todo lo que tenía a su alcance y por encima con un final sublime. Es una recomendación sin pensarlo, sobre todo si alguien se encuentra en un bloqueo lector.

 

Nuestra pregunta

¿Crees que hay suficientes protagonistas femeninas en la literatura?

 

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Author

24 años, Pontevedra. Historiadora del arte, colaboradora en PontevedraViva y cuando no muero entre estrés y café, crítico en Literup

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