Literup os trae una nueva crítica creativa (si desconoces qué diferencias hay con una reseña, este artículo es para ti)

A veces, por mucho que se disfrute la fantasía, nunca está de más retomar el contacto con la realidad. Esto es preferible en pequeñas dosis, ¿y qué mejor que microrrelatos para ello? Os presentamos El cielo en ruinas, una antología de microrrelatos con una sugerencia o una invitación al pensamiento crítico, al humor y a la más humana crudeza del mundo en el que vivimos y al que nos enfrentamos todos los días.

Realizamos el sorteo de un ejemplar desde el martes 2 de noviembre hasta el martes 9 de noviembre en nuestra página de Facebook.

Como en otras ocasiones, os recordamos que estas críticas se disfrutan más si se ha leído el libro o se está haciendo lectura simultánea, para poder entender todos los elementos que aquí se explican con el texto delante. Hay un enlace a Amazon para comprar el libro al final del artículo.

Críticas creativas: 'El cielo en ruinas'

Empezaremos con una breve sinopsis:

Un anciano que escribe una carta a los Reyes Magos, un viudo que pasa las horas con las cenizas de su mujer, una señora madura que redescubre el erotismo a bordo del autobús que la lleva al trabajo… Son algunos de los personajes que nos miran desde estos relatos en miniatura.

Cada relato nos traslada a este mundo caótico que hace tiempo dejó de ser el paraíso, pero en el que, como destellos, siguen vislumbrándose el amor, el perdón y la solidaridad, el anhelo de querer y ser queridos, la ilusión más allá de la muerte, los desengaños del deseo esas sutiles ironías del destino que hacen que la vida valga la pena.

Ángel Fabregat Morena es un escritor catalán de 56 años que ya carga en sus espaldas 80 premios literarios tanto en relato como de poesía. Tiene en marcha un proyecto de literatura breve en castellano a través de una página de Facebook, es coautor de diversos libros, además de haber publicado un libro de poesía Antología d’un onatge, además de su último trabajo: El cielo en ruinas.

 

Los pros

El microrrelato, una técnica a dominar

Cabe destacar de este libro que es una antología de microrrelatos hecha por un solo autor. Lejos de ser una obviedad por mi parte, es un aspecto a recalcar. Por lo general, las antologías son de relatos y escritos por diversos autores.

Esto aporta una gran facilidad a la hora de formar el libro, no solo por la extensión del formato, que da más libertad temática y de evolución, sino porque cada autor aporta algo nuevo y así el lector tiene más variedad en un solo volumen.

En esta ocasión nos encontramos con un autor que domina de forma muy notable el formato de microrrelato. No nos da una porción de un texto, o dos líneas para que nuestra imaginación cubra los huecos. Es presentación, situación y final.

Todas y cada una de las páginas muestran el mismo esquema, en mayor o menor extensión, y sin dejar de mostrarnos la visión del autor de cómo su paraíso, su cosmos de la realidad, se ha convertido en un caos que lucha por mantenerse a flote.

 

Humor. Y en grandes cantidades

Algo que debemos destacar en esta antología desde el primer momento es su gran sentido del humor. Cierto es que nos encontramos con una sucesión continua de relatos con temas, localizaciones y argumentos bastante diversos, pero es una agradable sorpresa cómo de un momento a otro estás leyendo tan tranquilo y de golpe te sobreviene una risa con la última línea del texto.

“Tanto empeño puso, que la lámpara se escurrió de entre sus manos: el terrible genio de su madre salió en ese preciso instante y le castigó todo el fin de semana sin salir a jugar”. (La lámpara aladina).

“Un líder espiritual arengaba a las tropas […]. Si morían aquella noche, cenarían con el Ser supremo […]. Un capitán le preguntó si les honraría con su presencia en la cena, a lo que el místico respondió:
—¡Hoy no, gracias! Me siento indispuesto, pero que sepáis que me dolerá en el alma no hacerlo”. (La batalla)

 

La dura y horrible realidad

Un tema clave en esta antología es demostrar cómo la realidad no es tan bonita. Todos los días ocurren desgracias, en cada persona se esconde una historia única que ninguno de nosotros podemos comprender o saber.

Algunas circunstancias de nuestra vida pueden llevarnos a cometer locuras que adornan los telediarios todos los días y que han convertido nuestra vida en una ruina.

“Soñó que tenía alas. Se levantó, se vistió, desayunó y salió por la ventana. Se dijo que fue un suicidio”. (El sueño).

“Un día vinieron a casa unos hombres con corbata y con muchos papeles en la mano. Les acompañaba la policía. Después de una trifulca, nos echaron. Mi padre desapareció, y mi madre y yo anduvimos horas sin saber adónde ir, hasta que se le ocurrió entrar en unos grandes almacenes […]. Me dejó en la sección de juguetes y me dijo:
—Cuando los hayas visto todos, dile a aquel señor de uniforme que te han abandonado”. (Desespero)

 

Rememorar la historia

Pero no solo podemos encontrar actualidad entre estas páginas. También historia. Concretamente los momentos más horribles de la historia mundial más reciente y que, aunque intentemos negarlo, forman parte de nosotros.

Cosas como el holocausto, el 11-M, el 11-S, los problemas en Oriente Medio o la caída de la dictadura en España; son solo momentos puntuales que, a pesar de no haberlos vivido dejan huella en la enseñanza, en la sociedad y también en la literatura.

“Hacía pocos meses que Franco había muerto. Un día, a la salida del colegio, unos amigos y yo nos topamos de repente con una manifestación. Algunos identificamos a nuestros padres cuando eran rodeados por decenas de agentes vestidos de gris. Sin más, hubo una brutal carga policial. Al día siguiente, también a la salida del colegio, decidimos jugar a los grises. Esperamos que salieran los hijos de los policías para que hicieran de manifestantes”. (Días grises)

“Hanna, una concertista de piano judía, amiga de Władysław Szpilman, fue apresada […]. Unos meses más tarde fue conducida al campo de concentración de Auschwitz. Un día, una compañera de litera dibujó el teclado de un piano sobre una tabla de madera y desde entonces, cada noche, Hanna ofrecía un concierto a las otras prisioneras. Durante un tiempo lo hizo incluso con los dedos de las manos rotos […]. Solían escuchar a Chopin, siempre en silencio, con los ojos cerrados”. (La pianista)

 

Crítica social

Como no podría faltar en una antología donde se muestra la realidad sin ningún filtro, los temas candentes que a día de hoy bombardean las redes sociales y los medios de comunicación también tienen su cabida entre estas hojas.

“Matías abominaba del fútbol. En los recreos los demás niños le cosían a balonazos cuando podían burlar la vigilancia de los profesores. Si esto no fuera un microrrelato os contaría qué pasó cuando lo descubrieron jugando con muñecas”. (Jugar a ser)

“En ausencia del profesor, un niño le arrebató a su compañero el poema que estaba escribiendo para la niña más bonita de clase. Empezó a leerlo en voz alta, lo que provocó las carcajadas de sus compañeros y el llanto de quien lo había escrito, que permaneció cabizbajo. La niña en cuestión se levantó y lo besó en los labios […]”. (Efecto mariposa)

 

Los contra

Manipulación sentimental

La utilización casi continuada de elementos sensibles con atajo, táctica para acercarse más al lector, no suele ser objeto de devoción.

Cierto que al ser un formato tan mínimo de texto hay que recurrir a ciertos hacks, pero la repetición de estos a lo largo de varios microrrelatos no solo cansa, sino que puede llegar a molestar. El exceso nunca es la solución.

“Era un sábado navideño. Cuando el pequeño Elías se levantó de la cama y miró por la ventana, saltó de alegría al descubrir que un manto blanco cubría las calles[…]. Amontonó la nieve del jardín y moldeó un muñeco, a imagen y semejanza de su progenitor. […]. Pasados un par de días, la situación climatológica cambió. Cuando salió al jardín, vio que el muñeco se había desvanecido y los únicos rastros de su efímera existencia, además de las zapatillas y el periódico, eran una bufanda y un viejo sombrero. Y evocó la noche en que su padre les abandonó”. (Diario de invierno)

“Hubo un hombre que amaba tanto a su mujer que el día que murió hizo incinerarla y luego puso sus cenizas en un reloj de arena. Todos sus allegados le preguntaban el porqué de tal locura,
a lo que él siempre respondía:
—Quiero seguir pasando las horas con ella”. (El reloj de arena)

 

El exceso cansa

Es preocupante cuando el lector se cansa porque en un libro hay un exceso de algo en particular. Pero debería ser una alarma cuando el que se cansa es el autor.

A medida que continuamos avanzando, se puede ver una notable bajada en la calidad de los relatos por parte del escritor. Se repiten temas con mucha frecuencia y las conclusiones de los relatos son inverosímiles o muy predecibles porque siempre es la misma dinámica.

Ya no sorprende. Hasta los chistes han perdido toda la chispa que tenían al principio.

“Mi padre llegó a ser juez de primera instancia. Siempre quiso que yo fuera abogado, pero el día que le dije que quería ser actor y estudiar arte dramático le rompí el corazón y no me volvió a hablar. […]. El día que me dieron un papel de abogado de oficio en una serie de moda, me llamó mi madre para decirme que mi padre había llorado de alegría viéndome”. (Luces y sombras)

Críticas creativas: El cielo en ruinas

Mi PoV

Es difícil hacer una crítica de una antología de microrrelatos. El autor deja plasmada su técnica en un solo formato y resulta muy complicado mantener siempre una línea fija de originalidad y calidad literaria.

A nivel ortotipográfico es impecable, salvo por algunos fallos menores. A nivel temático, si bien nos advierten desde el prólogo que es una visión del autor sobre los diversos problemas actuales, es bastante oscuro. Tal vez buscaba centrarse solo en eso o es su único punto de vista; es algo que no nos deja entrever.

En cualquier caso, a todos aquellos seguidores de las antologías, los microrrelatos o que busquen una lectura rápida, este es su libro.

 

Nuestra pregunta

¿Qué opináis de las antologías de un solo autor? ¿Cómo sería una antología perfecta para vosotros?

 

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Author

24 años, Pontevedra. Historiadora del arte, colaboradora en PontevedraViva y cuando no muero entre estrés y café, crítico en Literup

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